jueves, 22 de noviembre de 2012

"ESTO FIDELIS" PERMANEZCAMOS FIELES.- VAYAMOS A LUCHAR




Este sermón fue pronunciado por el Padre Maurice Avril el 15 de agosto del 2009. Pero es de mucha actualidad, por eso se los comparto, es extraordinario. Un llamado al combate por Cristo y su Iglesia.
Lo que sigue son extractos de ese sermón que fueron publicados por don Max Barret aquí y aquí.


"Toda adhesión impone un juramento de servir a la doctrina que se condenaba, condenando la doctrina se defendía. Nosotros, cristianos, defendemos a Cristo, el Cristo que se ha proclamado como la Verdad en toda su integridad, en su Persona y en sus Enseñanzas. Es a la Iglesia que defendemos, la única Iglesia de Cristo “esposa bien amada de Cristo”.
El combate ya dura más de cuarenta años, y para algunos, medio siglo. ¡Ay! Poco a poco los ardores se han enfriado, sea por sofocación, usura, cansancio ante la prolongación y la complejidad de la crisis, también por debilidad, ceguera o cobardía, incluso por una cierta contaminación de este pensamiento único que contamina los espíritus o también por conformismo o un complejo de la normalidad, sea en fin ante los espejismos, trampas o promesas.

Mientras que la situación es mas grave que nunca, las fuerzas ocultas ahora pueden lanzar  su asalto final contra Cristo y su Iglesia. En cuanto al contexto, será el mismo que hace 40 años: el heroísmo será el mismo y se desertará del frente. La mayoría se deslizaron al complejo conciliar, ¿Será que la Fraternidad se deslizará ahora en un complejo de adhesión?

¡Incorporarse al sistema, es traicionar la Tradición!

No solamente nosotros queremos combatir, sino que hacemos un llamado al combate. Hermanos y hermanas en Cristo, ¡despierten, yérganse,  únanse a las primeras líneas! Constaten ustedes que el objetivo del combate no ha cambiado: Hay que mantener la fe en toda su integridad. ¿Cómo? Rechazando todo lo que pueda provocar el naufragio de la fe. Evidentemente, esto significa rechazar absolutamente la misa nueva y el Concilio, sin concesiones, sin compromisos.

El Concilio: los teólogos progresistas, títeres y cómplices de las logias, han exhumado los errores condenados por los Papas,  de Pio IX a Pio XII, para imponer el neo-modernismo y el humanismo integraL, es decir, otra fe fundamentalmente opuesta a la verdadera Fe, y también para imponer una nueva religión que podrá someterse a la religión universal. La nueva Misa llegó para justificar la legitimidad del Concilio. Complicidad innegable, se necesitaba esta Misa para hacer pasar el concilio, se necesitaba este concilio para avalar esta misa.

« Esto Fidelis », permanezcamos fieles: Yo no ataco ni grupos ni personas, yo justifico la lógica y la necesidad del combate.

« Esto Fidelis » mi declaración no debe sorprender a nadie, desde el principio, hace medio siglo, que yo llevo a cabo este combate preciso. Si hay que multiplicarlo es que la gravedad de la situación se ha multiplicado; mis precisiones no pueden mas que multiplicarse. “Esto Fidelis”, despiértense, yérganse, el Corazón Inmaculado de María no podrá triunfar mas que si ustedes se agregan al frente".

Después de este sermón tan reconfortante, el Padre Avril hunde el clavo que le faltaba al edificio:

El adjunta a su última carta un texto titulado « Los Anticristos » del cual reproduzco los pasajes que consideré mas importantes:

 "(…) En el transcurso del tiempo, Satanás ha ocupado progresivamente las sociedades y las naciones. Ahora ocupa la Iglesia.

Es un hecho, hay que admitir honestamente que es un hecho a fin de saber dirigir nuestro combate. La Santa Iglesia está eclipsada (cf. Mensaje de La Salette) todo y todos están eclipsados. En la iglesia de Satanás, todo y todos están ocupados y activos; La Iglesia sacramental ha sido rechazada, la fe ha sido pulverizada, la salvación por el único Salvador ha sido traicionada. Pidámosle a Dios valor, la honestidad y la humildad de reconocerlo. Es la condición para comprender la necesidad del combate integral, combate desde el comienzo, integral desde el comienzo.  (…)"

Luego el Padre relata la historia de la Crisis en la Iglesia y luego dice:

"Quizá ustedes se sorprenderán: Me remonto al diluvio. Pero, y ustedes lo saben, el último diluvio es inminente. Ustedes lo constatan, todo está perdido. En toda su Historia, la Iglesia ha sido expuesta a grandes olas y ha sido librada por una Misericordia superabundante. El Señor debe encontrar a sus siervos velando. Y velar, es combatir: ante este último ataque de Satanás, ante la ocupación del mundo y la ocupación de la Iglesia, ante la  apostasía general, el elogio de las falsas religiones y la dictadura de la libertad religiosa y el ecumenismo, hay que reaccionar. Y reaccionar es combatir. Y combatir es condenar y rechazar el Concilio, su espíritu, sus aplicaciones.

¿Será este un combate de francotiradores aislados? Lejos de eso: ustedes no están aislados, ustedes están en el seno de vuestra Madre, la Iglesia eclipsada. Ustedes son ayudados y animados por vuestros hermanos de la Iglesia triunfante y de la Iglesia sufriente, no “eclipsables”. Continúen el combate integral. Desconfíen de los neo-tradicionalistas y de los pseudo-tradicionalistas. El Tradicionalismo no puede serlo sin que sea integral. Desconfíen: aceptar dialogar con el Concilio, es reconocerlo como un interlocutor válido, y se reconoce también como válido lo que salga de ese diálogo. Y también aceptar que puede ser discutible o modificable. Además, ustedes que tienen la fe, ¿cómo podrían discutir con un alguien que no la tiene? Aceptar lo que sea, sin aceptar lo que es, es una farsa y no una fuerza. Rechazarlo y aceptar cualquier aplicación es un atontamiento, no una actitud. Condenarlo y tolerar el juntarse con ellos, es el sacrilegio más crudo.

A propósito : a falta de una intervención del Magisterio, también eclipsado, tenemos que comprender que las posiciones pueden diferir, no sobre lo esencial, sino sobre la estrategia de combate. En consecuencia, hay que tener caridad respecto a los “verdaderos” combatientes de todas las líneas, y humildad: es tan fácil y desolador equivocarse de enemigos. (…) La hora de la Providencia sonará: en el gobierno de las naciones, la Divina Providencia tiene sus propias leyes. Por un lado Ella no actúa sino por nuestro bien espiritual, nuestro bien según nuestro destino sobrenatural. Por otro lado, es la acción Divina quien permanece soberana: el hombre no hace sino agitarse, pero es Dios quien lo dirige, es siempre hacia El que Dios nos conduce.  (…) Que Satanás ocupa la Iglesia es un hecho que se puede verificar mirando los frutos. Que haya que reaccionar es, consecuentemente, una necesidad.  Y reaccionar es combatir. ¡Seamos, entonces, esos combatientes que Dios espera! "